Debido a la crisis producida durante casi dos años por la pandemia, son muchas las parejas que incluso estando ya divorciadas, deciden seguir viviendo juntos en el mismo domicilio. Algo que suponemos poco agradable para ambas partes, pero la situación económica no les permite poder hacerlo de otra manera.
¿Qué implicaciones emocionales conlleva esta decisión para ambos y para el resto de la familia?
La psicóloga Gema Montes, explica que la convivencia entre personas ya separadas o incluso entre personas que ya no hacen vida de pareja, es un completo error. Todo va a depender de la relación de ambos, pero en la mayoría de los casos, las separaciones surgen de diferencias entre los cónyuges, y vivir con tu ex pareja no es ni mucho menos recomendable. Cuando se rompe una relación tendemos a comenzar una nueva vida y tener la presencia de tu ex pareja en el mismo domicilio no lo facilita en absoluto.
Además, si existen hijos en común, no es nada positivo para ellos tener a ambos progenitores en esta situación. Ya que, aunque sean chicos, son capaces de percibir todas estas emociones.
En definitiva, esta situación no resulta beneficiosa ni para los cónyuges, ni para los hijos. Aunque, todo dependerá de la relación que tengan entre ambos y de la situación económica familiar.
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