Las empresas que producen este tipo de entretenimiento, discrepan ante esta problemática, pues comparan el uso de estos, con la consumición de vídeos desde, practicamente, el primer año de vida de los menores. Pero, ¿es igual de peligroso que un niño vea un vídeo de dibujos animados a que juegue a un videojuego matando e interactuando con desconocidos?
Lo cierto es que, según investigaciones, con el uso de estos juegos, se tiende a enfocar la vista en rangos visuales cercanos. Lo que puede estresar y cansar el ojo, y eventualmente, conducir a la miopía. Además, si un niño juega a videojuegos desde edades bien tempranas, suele priorizar estos a las labores académicas, sociales e incluso modificar las horas de sueño.
Y aunque, sabemos que tenemos que integrar las nuevas tecnologías en la vida de nuestros hijos, debemos de hacerlo aprovechando sus ventajas e intentando evitar sus inconvenientes. Esto no quiere decir que prohibamos el uso de videojuegos en los niños, sino que como todo, se haga de forma moderada. De esta manera, podrán realizar otras muchas más actividades.
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